Si todo va bien, todo parece indicar que podré salir hacia Burriana el lunes 22 de Junio.
Me acompañará Pablo, mi hijo. Su ayuda me será útil para montar las velas y carenar el barco. La verdad es que tengo miedo de lo que me voy a encontrar en la obra viva. Si ya en el mes de septiembre habían crecido verdaderos arbustos, no quiero ni pensar en lo que habrá ahora, nueve meses después.
Me acompañará Pablo, mi hijo. Su ayuda me será útil para montar las velas y carenar el barco. La verdad es que tengo miedo de lo que me voy a encontrar en la obra viva. Si ya en el mes de septiembre habían crecido verdaderos arbustos, no quiero ni pensar en lo que habrá ahora, nueve meses después.
No puedo dejar de alegrarme del paso que dimos en el mes de diciembre pasado, cuando montamos el arco soporte del panel solar. Por una vez, me alegro de ser un "cagaprisas", porque sino ahora estaría sin poder abordar las salida con la exigencia que tiene el Mediterráneo en materia energética para el frigorífico, piloto automático, equipos de navegación y la sombra. Si, sombra. Si no soy capaz de montar un bimini que la genere, no creo que pueda salir con garantías. Y en eso estoy.
Han sido casi cuatro meses de encierro que han alterado el plan inicial que tenía, de ir preparando el Ausart para el siguiente paso que es el de ir acercándome lentamente hacia Grecia.
Pero la situación provocada por el coronavirus y el necesario y obligado confinamiento han abortado cualquier posibilidad de iniciar los trabajos en el Ausart en Marzo, por lo que no queda otra que hacerlo ahora, a final del mes de Junio. A ver si puedo salir hacia las Baleares a primeros de Julio.
No me ha resultado penoso el tiempo de confinamiento. La verdad es que hasta he podido disfrutar de la tranquilidad que me ha proporcionado no tener que ir a ningún lado. Bien es cierto que no es lo mismo pasar un confinamiento en un lugar como Lauaro, que en un minúsculo apartamento de 60 m2, pero, tengo que reconocer que me ha venido muy bien disponer de tiempo para hacer jardinería, podas, huerta y muchas cosas que estaban pendientes de hacer como el pintado de puertas y ventanas que no se habían hecho desde que se hizo la casa en 1988.
He podido leer y releer un montón de libros de los que me enamoré en su día como los de Garcia Marquez y en especial, por lo pertinente, El Amor en los tiempos del Colera.
He podido dibujar, preparar este blog y realizar alguna que otra acuarela
Lo terrible y lamentable ha sido que mientras yo y los míos estábamos confortablemente confinados, mucha gente se contagiaba y moría en las UCIs de los hospitales por la pésima gestión que se hizo en el inicio de la pandemia. España, una vez más ha resultado ser campeona en lo malo. Se podrá decir que nadie podía prever lo que iba a suceder pero, países amigos como Portugal y Grecia lo han hecho muchísimo mejor, a la vista de los resultados. Nunca sabremos que hubiera pasado si no se hubieran autorizado las manifestaciones y concentraciones del inicio de marzo, pero lo que sabemos es que en España han habido, al día de hoy, casi 250.000 contagiados y cerca de 28.000 muertos.
Pero, la vida sigue y el enorme impacto económico negativo que se generará por esos meses de inactividad, generará, un aumento notable de la deuda del país y unos previsibles próximos recortes que tendremos que padecer todos, en mayor o menor medida.
Mis nietos,otra vez juntos comiendo palomitas. |
La hora de la merienda¡¡¡ |
Afortunadamente no hemos tenido que lamentar situaciones desgraciadas en nuestro entorno. A mi me preocupaba especialmente mi madre, que tiene 90 años. De momento todo va bien y ahora Lauaro, de nuevo, se ha llenado de niños que saltan y se divierten en la pequeña y funcional piscina que ha montado Maripi.
Plantamos los tomates el día de San Isidro. Aunque sabré de su evolución no podré degustarlos. Quizás en septiembre todavía quede alguno.
Aberri eguna en Lauaro. |