martes, 16 de junio de 2020

Preparando la salida.

Si todo va bien, todo parece indicar que podré salir hacia Burriana el lunes  22 de Junio.
Me acompañará Pablo, mi hijo. Su ayuda me será útil para montar las velas y carenar el barco. La verdad es que tengo miedo de lo que me voy a encontrar en la obra viva. Si ya en el mes de septiembre habían crecido verdaderos arbustos, no quiero ni pensar en lo que habrá ahora, nueve meses después.

El panel de 280w,montado.
Pablo y yo, satisfechos.


Diciembre. Finalmente los planos que envié Vicente
el herrero, se pudieron materializar.















No puedo dejar de alegrarme del paso que dimos en el mes de diciembre pasado, cuando montamos el arco soporte del panel solar. Por una vez, me alegro de ser un "cagaprisas", porque sino ahora estaría sin poder abordar las salida con la exigencia que tiene el Mediterráneo en materia energética para el frigorífico, piloto automático, equipos de navegación y la  sombra. Si, sombra. Si no soy capaz de montar un bimini que la genere, no creo que pueda salir con garantías. Y en eso estoy.




Han sido casi cuatro meses de encierro que han alterado el plan inicial que tenía, de ir preparando el Ausart para el siguiente paso que es el de ir acercándome lentamente hacia Grecia.



Pero la situación provocada por el coronavirus y el necesario y obligado confinamiento han abortado cualquier posibilidad de iniciar los trabajos en el Ausart en Marzo, por lo que no queda otra que hacerlo ahora, a final del mes de Junio. A ver si puedo salir hacia las Baleares a primeros de Julio.



No me ha resultado penoso el tiempo de confinamiento. La verdad es que hasta he podido disfrutar de la tranquilidad que me ha proporcionado no tener que ir a ningún lado. Bien es cierto que no es lo mismo pasar un confinamiento en un lugar como  Lauaro, que en un minúsculo apartamento de 60 m2, pero, tengo que reconocer que me ha venido muy bien disponer de tiempo para hacer jardinería, podas, huerta y muchas cosas que estaban pendientes de hacer como el pintado de puertas y ventanas que no se habían hecho desde que se hizo la casa en 1988.
He podido leer y releer un montón de libros de los que me enamoré en su día como los de Garcia Marquez y en especial, por lo pertinente, El Amor en los tiempos del Colera.





He podido dibujar, preparar este blog y realizar alguna que otra acuarela

Lo terrible y lamentable ha sido que mientras yo y los míos estábamos confortablemente confinados, mucha gente se contagiaba y  moría en las UCIs de los hospitales por la pésima gestión que se hizo en el inicio de la pandemia. España, una vez más ha resultado ser campeona en lo malo. Se podrá decir que nadie podía prever lo que iba a suceder pero, países amigos como Portugal y Grecia lo han hecho muchísimo mejor, a la vista de los resultados. Nunca sabremos que hubiera pasado si no se hubieran autorizado las manifestaciones y concentraciones del inicio de marzo, pero lo que sabemos es que en España han habido, al día de hoy, casi 250.000 contagiados y cerca de 28.000 muertos.





Pero, la vida sigue y el enorme impacto económico negativo que se generará por esos meses de inactividad, generará, un aumento notable de la deuda del país y unos previsibles próximos recortes que tendremos que padecer todos, en mayor o menor medida.







Mis nietos,otra vez juntos comiendo
palomitas.
La hora de la merienda¡¡¡
Afortunadamente no hemos tenido que lamentar situaciones desgraciadas en nuestro entorno. A mi me preocupaba especialmente mi madre, que tiene 90 años. De momento todo va bien y ahora Lauaro, de nuevo, se ha llenado de niños que saltan y se divierten en la pequeña y funcional piscina que ha montado Maripi.














Plantamos los tomates el día de San Isidro. Aunque sabré de su evolución no podré degustarlos. Quizás en septiembre todavía quede alguno.




Aberri eguna en Lauaro.






lunes, 30 de marzo de 2020

Confinamiento en los tiempos del coronavirus.

Si todo hubiera transcurrido con normalidad, hoy, estaría en Burriana preparando el Ausart para la salida de mayo.
Pero, lo que nadie podría pensar ha sucedido debido a la pandemia que poco a poco va llegado hasta los más alejados confines del mundo. La pandemia creada por un virus de origen incierto que se ha manifestado en China y que, a falta de una vacuna u otra manera de frenarlo, tiene al confinamiento de la población como única manera de pararlo.

Hoy se cumple la segunda semana de confinamiento. Lo que en un principio parecía como una simple gripe, ha provocado en el día de hoy mas de 6.606 muertes y 80.000 en menos de tres semanas.

Maria, nuestra hija medica que se encuentra
en el frente de esta guerra, a la que animamos
todo lo que podemos.



En casa estamos Pablo, Maripi y yo, sintiéndonos afortunados porque en nuestro caso el confinamiento no nos impide salir al jardín a cuidarlo. Hemos cortado la hierba, que en este tiempo sale con fuerza, hemos podado los frutales y los arboles que conforman el cierre de la finca de nuestros vecinos de Gazteiz y que ya nos estaban impidiendo ver la mar sin problemas.

El gobierno ha decretado dos semanas más de confinamiento, hasta el 11 de Abril y ha paralizado cualquier actividad que so sea esencial, entendiéndose por esencial aquellas que tienen que ver con los servicios sanitarios, producción, venta  y transportes de alimentos y pocos más. Al final de este tiempo se completará un mes entero confinados.

Lauaro, nuestra casa muestra un aspecto estupendo después de los trabajos
que hemos hecho este invierno.



Vivimos asombrados un situación a todas luces surrealista, sin gentes por la calle y sin coches por las carreteras. Libramos una guerra contra un enemigo invisible, con unos soldados, como nuestra hija Maria, que van al frente sin la protección adecuada. Ni que decir tiene que estamos preocupados por ella. España es el país donde más personal sanitario ha caído del mundo en el ejercicio de su trabajo.










Tanto Lucia y Jaime como Maria y Josu inventan actividades para que los niños no se vuelvan locos en casa. 





Afortunadamente para nosotros, el tiempo es fabuloso y la primavera
acude a su cita ajena a lo que el mundo está viviendo
Nadie sabe las consecuencias económicas que el confinamiento va a producir en el mundo. Ninguna buena, seguro, y pienso que la situación va a ser mucho peor que la crisis del 2008. Sin embargo, creo que lo que esta pasando va a enseñarnos muchas cosas y ,sin duda, provocará grades cambios en la manera de conducirnos. En lo que a mi respecta presiento que mi percepción del dinero y lo que se puede hacer con él , va a cambiar radicalmente.


Por si acaso, nos ocupamos de los frutos de nuestro invernadero.

De la miriada de mensajes de whatsapp y facebook selecciono este que me ha llamado especialmente la atención:

Del libro rojo de C.G.Jung (escrito en 1914)

“Tenía que esperar más de 20 días sobre el barco. Hacia meses que esperaba llegar al puerto y gozar de la primavera en tierra. Hubo una epidemia. En Port April nos vetaron bajar. Los primeros días fueron duros. Me sentía como vosotros. Luego empecé a contestar a aquellas imposiciones no utilizando la lógica. Sabia que tras 21 días de este comportamiento se crea una costumbre.
En vez de lamentarme y crear costumbres desastrosas, empecé a portarme de manera diferente a todos los demás.
Antes me puse a reflexionar sobre quienes sufren privaciones cada día de su miserable vida y luego, por entrar en la óptica justa, decidí vencer.
Empecé con el alimento. Me impuse comer la mitad de cuanto comía habitualmente; luego comencé a seleccionar los alimentos más digeribles, para no sobrecargar mi cuerpo. Pasé a nutrirme de alimentos que, por tradición, habían mantenido a los seres humanos saludables.
El paso siguiente fue unir a esto una depuración de pensamientos malsanos y tener cada vez más pensamientos elevados y nobles.
Me impuse leer al menos una página cada día de un argumento que no conocía.
Me impuse hacer ejercicios sobre el puente del barco.
Un viejo hindú me había dicho años antes, que el cuerpo se potenciaba reteniendo el aliento. Me impuse hacer profundas respiraciones completas cada mañana. Creo que mis pulmones nunca habían llegado a tal capacidad y fuerza.
La tarde era la hora de las oraciones, la hora de dar las gracias; a una entidad cualquiera por no haberme dado, el destino, privaciones serias durante toda mi vida.
El hindú me había aconsejado acostumbrarme a imaginar, la luz entrar en mí y hacerme más fuerte.
Podía funcionar también para la gente querida que estaba lejos; integré esta práctica en mi rutina diaria sobre el barco.
En vez de pensar en todo lo que no podía hacer, pensaba en lo que habría hecho una vez bajado a tierra. Visualizaba las escenas cada día, las vivía intensamente y gozaba de la espera.
Todo lo que podemos obtener en seguida, nunca es interesante. La espera sublima el deseo y lo hace más poderoso.
Me había privado de alimentos suculentos, de botellas de ron, también de tacos e imprecaciones.
Me había privado de jugar a las cartas, de dormir mucho, de ociar, de pensar solo en lo que me habían quitado.

“¿Cómo acabó capitán?”

“Adquirí todas aquellas costumbres nuevas. Me dejaron bajar después de mucho más tiempo del previsto".

“¿Os privaron de la primavera entonces?”


“Sí, aquel año me privaron de la primavera y de muchas cosas más, pero yo había florecido igualmente, me había llevado la primavera dentro, y nadie nunca más podrá quitármela"


domingo, 26 de mayo de 2019

Preparando la salida hacia el Atlantico.

Es final de mayo y he logrado llegar a Rianxo para iniciar los trabajos de preparación del Ausart.
No son demasiadas las cosas que hay que hacer, pero son importantes, aparte de carenar el barco tengo que resolver el problema de la cadena del fondeo que toma vueltas a medida que la voy recogiendo y lo peor es que no sé cual es la causa. Veo también que el enfriador del motor tiene mal aspecto debido a alguna fuga antigua que ha provocado que el cuello se haya oxidado y debilitado.
Le doy mucha vueltas al asunto y solo después de una conversación con mi amigo Maiko, un herrero inteligente y servicial, me animo a desmontarlo para poder analizar la situación a fondo.
Desmontado el enfriador compruebo que la situación es mucho peor de lo que aparentaba ser. El cuello, por su parte inferior está muy debilitado y puede perforarse en cualquier momento y cambiarlo por uno nuevo, no entra en mis planes por la perdida de tiempo y sobre todo por el coste, que no bajará de 4000€, una cantidad mucho más superior a la que pienso gastarme en el viaje.

Maiko me dice que podrá regenerar el cuello a base de soldadura de aluminio. Lo hace y el trabajo queda francamente bien. Lo monto de nuevo con una pasta selladora de neopreno para evitar que haya mas fugas.



Estado es el que se
encuentra
el cuello del enfriador,
El cuello regenerado.






Desde esta pagina quiero hacer un pequeño homenaje a Maiko y a la gente que como él son mecánicos, herreros, trabajadores humildes que lejos de ser meros cambiadores de piezas, son capaces de regenerar y reparar piezas utilizando su inteligencia natural y el conocimiento adquirido después de muchos años de trabajo.

Maiko, además, me adapta la roldana de la cadena del ancla metiendola en el torno. Ahora va mucho mejor.


El puerto al atardecer.


 Rianxo ha resultado ser el puerto que me interesaba cuando decidí dejarlo para pasar el invierno. Es un puerto pesquero en el que se ha encajado un pequeño puerto deportivo, con unos viejos pantalanes que requieren de una mejora largamente solicitada, pero que como contrapartida cuenta con un servicio de vigilancia dirigido por Carlos, un tipo fenomenal y un gran profesional. No quiero olvidarme de Eloy, Pedro y Taisa que lleva el txiringito.
En cuanto vi que había un par de talleres de reparación, un vivero, una lonja de pescado y una enorme flota de barcos que se dedican al mejillón, supe que era el puerto adecuado.


El Ausart, poco antes de la partida presenta un aspecto desordenado y caótico. Poco a poco llegará el orden y el concierto.

Finalmente salgo el 26 de mayo de 2019, hacía Bayona. A la fecha que estamos, resulta casi imposible encontrar un varadero donde sacar el barco y los que hay no permiten que realices tu la labor de limpieza y pintado de la carena. Se ve que esta gente también ha aprendido de los varaderos de mediterráneo. Aquí también la gente del sector náutico son sabedores de que es el momento de ordeñe de los armadores. En fin...




El Ausart saliendo del puerto de Rianxo. Espero volver.



La travesía hasta Bayona ha resultado ser perfecta. Han sido 35 millas que he hecho en un suspiro gracias al viento de componente norte que me ha acompañado. El paisaje es maravilloso y son muchos los cabos y espacios que me recuerdan a las regatas de las Rias Baixas. Paso como una exhalación por el interior de las islas Cies , debido al viento encañonado de popa.



El track del primer día.
Todo ha ido bien, salvo un pequeño
problema que me ha creado
el enrrollador de genova.



El Ausart, amarrado en el pontón exterior de espera del puerto de Bayona. Previamente he quedado con Jacinto, el contramaestre del varadero para sacar el Ausart para carenar.

El Ausart en el pontón de espera de Bayona.
Finalmente, no he podido pintar el barco yo mismo.
El dueño del varadero ha enmendado la plana a Jacinto
y ha hecho que sean ellos quienes lo pinten. 400 € la broma.


Me doy una paseo por Bayona y llego al parador, donde me tomo un aperitivo con alvariño.¡¡ Como me gusta Galicia¡¡
Después, al atardecer me paseo por el caso viejo que está lleno de ambiente nativo a pesar de que no estamos en verano, o quizás por ello.
Es agradable pasear escuchando a la gente hablar gallego en lugar de inglés.


martes, 7 de agosto de 2018

Hacia la Ría de Arosa.



Dejo Muros con una agradable sensación. Es un pueblo/ciudad hermoso en el que se podrían pasar bastantes más días de los que hemos pasado. Buen fondeadero, el abrigo que ofrece a casi todos los vientos, hace que la escala merezca la pena.
Cuando levanto el ancla para salir saco al mismo tiempo una gran bolsa de basura que indica que pueden haber habido practicas inconfesables en algún momento. Espero que ahora no lo hagan.

La idea es quedarme en la Rias Baixas en algún lugar que estando protegido nos permita utilizarlo como base y visitar el resto de rias: Arousa, Pontevedra y Vigo. Hay mucho que ver y tenemos casi un mes entero para hacerlo.

Definitivamente opto por ir a Rianxo. Un pueblito con una marina recogida que puede servirnos para ese objetivo.

El viento sopla del norte, ya la travesía la hago sin problemas. La alta definición que me brindan las carta Navionics me anima a meterme por atajos que no tomaría en otro tiempo. Me dirijo hacia la Punta Corrubedo y pronto puedo ver al través su enorme playa de arenas blancas. Voy atento a los inmurables bajos que hay en la zona y busco y encuentro un canal entre tierra y las Islas Sagres, poco antes del puerto de Aguino. El viento ahora está de través y voy a gran velocidad entre piedras hacía el paso de Sargo que está bien señalizado. Al Sur Illa Vionta y Salvora. Ya estoy en la Ría de Arousa.






Cuando he estado por aquí navegando ha sido, generalmente, corriendo la regata de las Rías Baixas , cuya organización evita realizar recorridos en los que los bajos y rocas puedan suponer un peligro real para la navegación. Nunca había pasado por un lugar como este. Tengo algún velero que me sigue por la popa. Al parecer le doy confianza mientras yo solo confío en Navionics y en el GPS.

lunes, 6 de agosto de 2018

La Ría de Muros.









Decidimos conocer la Ría en profundidad. Su aspecto es sugerente y nos dirigimos como primer destino la Punta de la Agueira, que dispone de un estupendo fondeadero frente a una concurrida playa. Hacía el Oeste hay una pequeña ex-isla, a la que se accede por un pequeño puede de cuatro ojivas y en la que hay una pequeña urbanización de algún afortunado que se habrá pasado ,media vida litigando con el estado para poder consolidad lo que allí tiene..


Fondeadero de Freixo. Lugar donde pasamos
 una noche que pudiendo ser idílica, no lo fue
por el tremendo ruido que montaron quienes
 organizaron la musica hasta las siete de la
mañana.



Hace calor y los baños desde la bañera del Ausart son continuos. Parece mentira que estemos en Galicia con este calor. Estamos tranquilos disfrutando del privilegio de estar aquí en la Ría de Muros, conscientes de que vivimos un sueño en el que se combina la mar, el barco,el lugar y la comida.






Portosin es una aldea que está enclavada en el municipio de Portoson y que dispone de una marina, donde muchos extranjeros dejan su barco para hibernar.
Decidimos pasar la noche frente al arenal de La Misela. Al fondo Noia, que es una ciudad importante de 34.000 habitantes y que da nombre a la Ría. Con un casco histórico que merece la pena, aparentemente permanece alejada de la influencia del turismo, lo que nos permite tomarnos unos ribeiros y alguna que otra ración de zamburiñas a un precio muy razonable.

La influencia de la ría es notable y son diversos los canales que penetran hasta el municipo. La marea baja deja ver restos indeseados de vertidos y cosas feas.

Volvemos al Ausart para pasar la noche en una calita de ensueño cerca de Portosin. Cenamos y contemplamos el cielo estrellado antes de irnos a la cama. A eso de las doce un ruido estridente, que alguien considerará música, nos despierta para tenemos así hasta las siete de la mañana.

Por la mañana volvemos a nuestro fondeadero de Muros. Nuevos paseos y visita al mercado donde una pescatera nos regala un boyarín para preparar un orinque para mi ancla. La mar se vive intensamente en el municipio y comprar pescado es un ejercicio que me atrae especialmente.

domingo, 5 de agosto de 2018

De Muxía a Muros.


Imagen relacionada

Jesús se volvió enseguida a Sada. Al disponer de coche, Maripi y yo nos dimos unos buenos paseos por el entorno, pudiendo comprobar que el paisaje, que ya conocíamos de anteriores ocasiones, apenas había cambiado. Galicia sigue estado profundamente vinculada al sector primario. El mundo rural tiene una fuerte presencia y son miles las aldeas y pueblecitos donde se pueden observar estampas más propias de otros tiempos: labradores con parejas de bueyes y mujeres con burros cargados de hierba que van por los arcenes de las carreteras secundarias.

No obstante se ve, a diferencia de antaño, que las construcciones están acabadas y mucha de las casas de campo se encuentran restauradas. Algunas de ellas, con dudoso gusto.

A pesar de todo, la fuerza del paisaje y su belleza en Galicia  puede con cualquier intervención contemporánea humana por fea que esta sea.

Salgo de Muxía para Muros con buen viento del NE y tiempo soleado.
Navego solo y con el viento de popa sin spy. Doy un bordo hacía afuera para después trasluchar y pasar Finisterre con holgura.
Al poco, una espesa niebla lo cubre todo y tengo la impresión de que no veo mucho más allá de la proa. Sé que es una impresión.
La niebla es un fenómeno que se da con mucha frecuencia en Galicia. Tiene diferentes causas, pero el tipo de niebla que hoy estoy padeciendo está producida por corrientes de aire frío que se desplazan de mar a tierra para equilibrar la diferencia de temperatura entre la superficie terrestre y el océano. El aire en contacto con el agua se va enfriando y cargando de humedad hasta que condensa. Resulta difícil de predecir porque su formación depende de muchos factores y por ello, en muchas ocasiones, suele coger a los gallegos en la playa. Y a mi frente a Finisterre. Lamento no disponer de AIS. trato de convencerme de que las probabilidades de encontrarme con otro barco son mínimas, ya que navego por las aguas interiores que se encuentran entre tierra y el canal de navegación de Finisterre, a más de 20 millas fuera. 
Sigo navegando hacía afuera tranquilo pero atento. Bendito GPS. Cuando considero que estoy sobre la layline de Finisterre, traslucho con cuidado y doy rumbo hacia la Ría de Muros, dejando margen suficiente al cabo para evitar sustos.

El viento sigue soplando con fundamento y el Ausart, ajeno a mis cabalas, navega ligero.

Nadie que no haya conocido los tiempos de navegación sin GPS puede tener una conciencia clara de lo que supone conocer la posición precisa en un día de niebla cerrada con un pequeño aparato que se lleva en el bolsillo o como reloj.

Un conocimiento, que a lo largo de la historia de la navegación ha sido uno de los quebraderos de cabeza más grandes de los marinos, armadas y países, y que suponía que quien fuera capaz de situarse en la mar a través de complejisimos cálculos, era considerado un ser superior. 

Ahora está al alcance de la mano de cualquiera. Se ha banalizado tanto la navegación que todo parece sencillo y fácil y un niño puede situarse sin problemas en cualquier momento y en cualquier sitio, sea mar o tierra. 
Son los tiempos actuales que han contribuido, además, a popularizar la navegación, cosa esta que no está nada mal.

Pero como se suele decir, si algo malo puede pasar, puede pasar, y no mucho tiempo después veo una débil sombra por la proa que poco a poco va adoptando la forma de lo que es, un velero que con un rizo en la mayor venía del sur a rumbo de colisión. Arribé un poco para pasar por su proa y sin problemas, su atento patrón y yo nos saludamos aliviados y conscientes de que habíamos evitado una colisión segura con un potente impacto de sus 6  y mis 8 nudos.

Pienso que tenía que haber montado un sistema AIS antes de salir. No garantiza que todos los pequeños barcos con los que te puedes cruzar lo lleven , pero es mucho más que nada.





En cuanto me acerco al cabo, la niebla va desapareciendo dejando paso a un radiante sol que consigue que todas pequeñas gotas de agua que la componía desaparecieran como por encanto. El paisaje es sugerente y a medida que Finisterre queda por la aleta de babor, va bajando también la mar y el viento.
Soy consciente que dirigiéndome directamente a Muros me voy a dejar una infinidad de lugares por ver, ensenadas como la de Langosteiro, Sardineiro o Corcubión. Lugares que no conozco desde el mar y que sin duda trataré de visitar cuando vuelva de mi periplo por el Mediterraneo.
Ahora me desplazo rápido hacía Muros, donde Maripi me indica que hay un buen fondeadero, en el que hay varios barcos fondeados.


El buen fondeadero de Muros, que lo tuvimos como
basse para explorar la Ría de su mismo nombre.
Puerto de Muros, en el tomamos tierra con la zodiac.

Plato tipico de raso, que es barato y rico. La carne de cerdo
y el pimentón son los protagonistas. 
Punta de Agueira, donde hay un buen fondeadero frente a una concurrida playa.


En la Ría de Muros el calor en enorme. Solamente los continuos baños que nos damos ayudan a sobrellevarlo.El agua estñá a 27º y la temperatura ambiente es de 32º.
El puerto deportivo y pesquero de Muros.

Muros es una cuidad, que no pueblo, de apenas 8.000 habitantes con un casco antiguo: fundado en el siglo X, mantiene las viviendas tradicionales de los marineros y la arquitectura noble, como la plaza de la Peixería Vella. Los barrios marineros se forman con las casas, compuestas por bajos con arcos de medio punto alternándose con arcos apuntados, donde antiguamente se apilaban las cajas con el pescado.
La Iglesia Parroquial de Muros, de estilo gótico. Este templo constituye el edificio religioso más importante de la villa y anteriormente se conocía como la Colegiata de Santa María del Campo. Fue mandado construir por D. Lope de Mendoza en el siglo XIV. En el exterior reluce una torre campanario barroca del año 1757 que presenta una balaustrada pétrea en el cuerpo de las campanas, además de un pórtico cubierto que se sitúa sobre la entrada principal. La imagen más venerada por el pueblo muradano se encuentra también en esta iglesia. Se trata de una imagen del Cristo de la Agonía, que es una representación barroca de Cristo, en la que se refleja una gran expresión de sufrimiento.
El Muíño de Maré do pozo de Cachón, un antiguo y enorme molino construido en el primer tercio del siglo IX y que aprovechaba la energía de las mareas. Es uno de los más grandes de España.

La Iglesia parroquial de Pedro.

Mi chica, contenta.













sábado, 4 de agosto de 2018

Muxía


 Finalmente el viento de NE aparece  y decido salir hacia Muxía. El día promete y Jesus me acompaña gustoso, a pesar que no tiene fácil conciliar la travesía con sus compromisos laborales.
El Ausart está listo y su genova tiene el aspecto de "casi nuevo".



A medida que transcurre el día y el viento aumenta y las txampas en las crestas de las olas nos recuerdan lo divertida que puede llegar a ser ser la navegación a vela. Al través la Torre de Hercules y para cuando llegamos a las Sisargas el viento noble y seco de NE, llega ya a los 25 nudos.




La Torre de Hercules a nuestro paso.





El Cabo Vilan ( Villano), imponente, nos recuerda que estamos a la puerta de la Ría de Camariñas, justo después de los peligrosos bajos de Las Quebrantas, que superamos sin incidentes.




Poco queda de la Muxía que conocí en el  año 81 cuando un grupo de amigos nos embarcamos a bordo del Kili-Kolo, un Jouet 920 que adquirimos en sociedad Julian y yo. Entonces el objetivo fue el de visitar una cetarea para la cría del bogavante y la ostra que habían montado la gente de Angulas de Aguinaga en una cala  de la ría de Camariñas llamada Merexo. Teníamos poca experiencia pero quienes allí estuvimos guardamos un agradable recuerdo del viaje.


Entonces Muxia era solo una pequeña aldea de pescadores. Nada que ver con el aspecto que ofrece en la actualidad con sus casas renovadas y sus calles de  pavimento de hormigón armado, cosa insólita que indica bien a las claras que el accidente del petrolero Prestige, no solo creó un enorme impacto medioambiental sino que supuso un enriquecimiento para muchas personas y ayuntamientos que se beneficiaron de las ingentes cantidades de dinero que aquí metió el gobierno del PP, sin mirar demasiado a quien se lo daban. Tan es así que a más de uno he podido oír decir que ojalá hubiera otro accidente como aquel. ¡¡Resultó ser un chollo, para muchos.¡¡¡ Pais....




Paseamos por el pueblo y su entorno. La permanente presencia de la mar y los oficios a ella vinculados es una constante. El bellísimo paisaje y la tranquilidad del puerto, me hacen pensar en lo acertado de la escala.


Maripi en el monumento que la empresa de seguros Aegon encargaría al conocido escultor burgalés Alberto Bañuelos-Fournier. Se llama " la herida" y simboliza la tragedia que, para algunos, supuso para esta zona, llamada "zero" el hundimiento del Prestige. Otros se forraron, literalmente.

Foto en la terraza de la iglesia de la Virjen de la Barca. Al fondo, el Cabo Vilan.


Al norte de donde estamos, observo Camariñas. Un pueblito en el que hemos estado en varias ocasiones y que recuerdo por la maravillosas sardinas que me comí en una taberna del puerto y los trabajos de encaje de bolillos que hacen muchas mujeres de la villa y que, al parecer, es costumbre que arraigó hace mucho tiempo aquí, seguramente por el legado que dejó alguna pasajera de algún barco naufragado de origen ingles en el siglo XIX. 

La inquietud que me ha entrado por llegar cuanto antes a las Rías Baixas y los vientos favorables, han impedido que me quedará un par de días más en esta ría. Ahora lo lamento. Visitamos la cala de Merexo, donde poco queda de aquella moderna cétarea que pudimos ver hace mucho y en su lugar hay un vivero donde venden centollos, bueyes y cosas por el estilo. De vez en cuando los medios dan noticias de descargas de sustancias ilegales, que tan frecuentes son el complejo entramado de calas y playas de la Rías de Galicia.






El puerto deportivo de Muxía. Pequeño, bonito y barato y tranquilo.


Dos señoras se refrescan tranquilas en las escaleras del Puerto de Muxía. Me permiten fotografiarlas.